Integrar la tecnología en el aula supone un cambio metodológico importante que tenemos que aprovechar para que vaya unido a una mejora en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

El modelo SAMR del Dr. Rubén Puentedura nos hace pensar cómo y con qué fin se utiliza la tecnología en las aulas. A través de una serie de niveles, los docentes pueden rediseñar sus actividades pedagógicas integrando la tecnología de una manera eficaz y aportando un valor añadido al aprendizaje.

Modelo SAMRSAMR, acrónimo de Sustitución, Aumento, Modificación y Redefinición (del inglés Substitution, Augmentation, Modification and Redefinition) da nombre a sus cuatro niveles, clasificados en dos capas: Mejora y Transformación.

Por otro lado, la Taxonomía de Bloom publicada por Benjamín Bloom en los años 50 ha pasado por varias revisiones y la última ha sido la Taxonomía de Bloom para la Era Digital de Andrew Churches.

A pesar de su denominación, el foco no está en las herramientas o en las TIC, sino en el uso que se hace de ellas para mejorar las competencias y habilidades del alumnado, destacando la colaboración, por ser básica para la enseñanza y aprendizaje en el siglo XXI.

Las habilidades de pensamiento que nos propone Bloom son fundamentales puesto que van a servir de andamiaje para poder seguir aprendiendo a lo largo de la vida.

Podemos conectar el modelo SAMR con la Taxonomía de Bloom y utilizar la tecnología para ir avanzando desde las habilidades de pensamiento de nivel inferior (Recordar, Comprender y Aplicar) hacia las habilidades de pensamiento de orden superior (Analizar, Evaluar y Crear).

Modelo SAMR y taxonomía de Bloom